lunes, 18 de mayo de 2009 0 comentarios

Bebo & Cigala - Lágrimas Negras (2003)



Este loco mundo de circunstancias inverosímiles, crea unos hechos del espíritu que de tiempo en tiempo, nos conmocionan. Para bien o para mal eso ha sucedido con esa impensada unión de un transhumante músico caribeño como el Bebo Valdez, alejado por medio siglo de su Cuba natal y anclado por los exilios que impone el amor y la guerra en la fría península escandinava y un muchachón flamenco de mirada sensual y de cante jondo como Diego El Cigala. En la historia de ésta grabación hay mucho de casual y mágico, de eso que llaman la química de los sentimientos, cuando nadie entiende cómo ni por qué se confabulan las constelaciones para que algo grandioso suceda.

"Lágrimas negras", por ejemplo, en esa fusión transfixiante de nuestro son eterno, santiaguero, caribeño, pleno de tumbaos y pregones que nos identifican con lo inimitable del trópico, de pronto asciende las gradas hacia unas alturas nuevas, de concierto formal, bajo el arpegio hechizo del Bebo con sus inmensos dedos de tabaco Piñareño, aupado por la creatividad de Paquito de Rivera en su saxo y luego se desgrana este chico extraño, para contarnos con su ronca voz de pitillero irremediable que "...allá en el guadalquivir, la gitana lava, los niños en la orilla viendo los barcos pasar...." una deliciosa canción popular, adquiere una dimensiones de danza sonera.

Sin embargo, lo que sucede en "Niebla del riachuelo" merece un reconocimiento especial. ¿Por cuántos años escuchamos este tango con alma de bolero del desarraigo, sin entenderlo, sin vivirlo, sin amarlo? La versión adquiere un dramatismo sublime y constituye una pieza indefinible entre la plástica y la eufonía. El acompañamiento del Bebo es sobrio, tal como si estuviese en un bar de Marsella, Santodomingo, Nueva Orleans o el eterno puerto de Buenos Aires. Y el violín ¿ Por quien llora ese violín? , decía una tarde Piazola. Ese violín, como las campanas de Hemingway, dobla y llora por tí, para recordarnos que el amor es una tierna pesadilla de la cual no quisièramos salir nunca.

Todo en ésta pequeña obra resuma una nostalgia ajena y una culta bohemia premonitoria de no se cuantas horas de contemplación. Esta deliciosa colección debe compartirse, y es la mejor manera de comprender, que aunque no hay nada nuevo bajo el sol, hay veces que hasta el sol prolonga sus nadires para contemplar cosas nuevas sobre la vieja tierra. Seguramente que todos los pergaminos de Bebo como guarachero, sonero y guaganconero no son suficientemente conocidos en Europa, como no lo eran hasta hace poco Rubén González o Guillermo Rubalcaba. De este lado del ritmo tampoco sabíamos mucho de Cigala. Pero España nos llega. Su arte nos conmueve, nos entusiasma. Penetra en nosostros con pasión de daga y sentimiento de espina.


Lista de Canciones:


1. Inolvidable
2. 20 años
3. Lágrimas Negras
4. Niebla del riachuelo
5. Corazón Loco
6. Se me olvidó
7. Vete de mí
8. La bien pagá
9. Eu sei que vou te amar

Croniquillas
martes, 5 de mayo de 2009 1 comentarios

¿HAY BOLAS DE NIEVE EN GUANABACOA?



- “Mamá… a la negrita
Se le salen los pié e la cunita
Y la negra Mercé….
Ya no sabe que hacé…
Tu drume negrita,
Que yo va comprá nueva cunita
Que va tené capité
Que va tené cascabel.
Si tu drume yo te traigo un mamey bien colorao
Y si no drume yo te traigo un babalao
Que va ¡pau…pau…!
Tu drume negrita
Que yo va comprá nueva cunita
Que va tené capité
Que va tené cascabel”.

¿A quien se le puede ocurrir que en las viejas cabañas de un pueblo envuelto en la bruma de un mágico historial, se encuentra un sólido negro sentado al piano interpretando canciones de cuna, y nanas de negros, plenas de esa dulce picardía africana que envuelve las profundas vivencias esotéricas y sincréticas que conviven en Cuba?

Ignacio Jacinto Villa Fernández, el nene grande de Guanabacoa, hijo de una negra de budeque (tuvo trece hijos) la tierra donde los "babalaos" se dan silvestres y en cada casa sobrevive un almendro o un palo de mango bajo el cual se dan conciertos de bongó o exhuberantes ceremonias de la cultura lucumí, ritos de burundanga y de "limpieza" e invocaciones espirituales a los orichas, hizo de su peculiar y auténtico estilo de vocear como negro las creaciones de los grandes compositores cubanos de la época como Ernesto Lecuona, Maria Grever, Eliseo Grenet ( de quien inmortalizó su delicioso "Vito Manué, tu no sabe inglé") y sus propias composiciones como "Drume negrita, Ay mamá Inés, Carlota ta mori, Messie Julian, Mamá Perfecta, Espabilate" un raro, exótico, inusual coctel que le abrió escenarios en una desmesurada carrera signada por éxitos inverosímiles en América, Europa y Asia. Es de los pocos a quienes les cupo el honor llegar al Carnegie Hall y recibir ovaciones de tal magnitud, que los más empedernidos críticos de su vidriosa voz de tarro que parecía tener similitudes fonéticas con aquella disfónica y gutural de Satchmo (Louis Armstrong), acabaron adoptándolo como un verdadero fenómeno de lo negro.

Bola de Nieve es y será por siempre la antivoz, el más famoso cantante con peor voz que se haya escuchado, voz de "vendedor de duraznos y ciruelas" como él solía aceptar, con una discreta interpretación de los ritmos cubanos en su piano de estudio. ¿Pero, en dónde radicó ese intrigante, permanente matrimonio con el éxito? No cabe duda que en la magia de la autenticidad, en su loca vocación de negro, alegre, feliz de serlo, intérprete insaciable de su lenguaje de barriada y sentimientos genuinamente populares. No temió jamás a hacer el ridículo, cuando descubrió que ser auténticamente negro como le repetía su vecino Nicolás Guillén, era ser simplemente el mismo de ayer y siempre, el pregonero de las madrugadas en su suburbio habanero, el nieto de misiá tomaquina, ser vital y natural a pesar de la fanfarria de su vestido de frac con el cual lo ovacionaron en Madrid, Paris, Roma y Moscú.

Y pese a esa agreste ronquera de negra estirpe pudo contar con la admiración de Edith Piaf "el gorrión de Paris" quien se fascinó con su versión de "La vie en rose", así como la macondiana interpretación de "La flor de la canela" de Chabuca Granda , cuyo vals adquiere los ímpetus de un huracán caribeño en la voz de Bola de Nieve.

El mejor retrato de este ser excepcional que fué Bola lo hizo él mismo, unos dias antes de morir en México en 1971, cuando dijo: " Yo no canto canciones ni las interpreto. Yo soy la canción"

Los invito a recordarlo con aquel:

- “Alma mía.
Sola. Siempre sola.
Sin que nadie comprenda tu sufrimiento, tu horrible padecer.
Fingiendo, una existencia, siempre llena, de dicha y de placer…
Si yo encontrara un alma, como la mía…
Cuántas cosas secretas le contaría
Un alma que al mirarme sin decir nada
Me lo dijese todo con su mirada…
Un alma que al besarme con suave aliento
Al besarme sintiera lo que yo siento
A veces me pregunto qué pasaría
Si yo encontrara un alma como la mía”.-
O qué tal aquel: "Yo soy negro social, soy intelectual y chic...
y yo fuí a Nueva York, conozco Broadway, Paris.
Soy artista mundial y no digo mas: cha..chá.
Yo, que un dìa bailé en French, can can.
Cómo acabó en Broadway, mi bongó?
Y al volver al solar me han de llamar Messié.
Yo me llamo Julian Martinez Vidal y Ruiz
y se me orvidó que en Cuba yo fuí futí
Fui el gran gentleman de blondas allá en Paris
y hasta en haligoon yes, tes, oui, oui.
yo soy messie, pero messié, Julian
yo soy messie, pero messié, Julian
Martinez, Vidal y Ruiz!!"
 
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