viernes, 4 de agosto de 2017 1 comentarios

SUÁREZ: EL REGRESO DE LA RAZA NEGRA


       Por: José Ramón Burgos Mosquera

La tarde de éste jueves 3 de agosto de 2017 los rayos de un sol abrasador parecían columnas de yodo hirviendo. Pero a nadie le importaba. Habían llegado de Buenos Aires, Morales, del Tambo y hasta de Bolívar Cauca centenares de curtidos mineros y barequeras artesanales a hacerse escuchar del Ministro del Medio Ambiente Luis Alberto Murillo y del senador Luis Fernando Velasco. En el coliseo cubierto del municipio hablaron los alcaldes  Hernando Ramírez, Urdely Carabalí y Silvio Villegas y aproximadamente treinta representantes de las cooperativas de pequeños mineros de esta región del Cauca, solicitando con fundados argumentos justicia y reconocimiento de la cultura minera ancestral.

“Somos mineros desde 1.636 cuando fuimos traídos desde África a éstas tierras. Somos hombres libres que fuimos esclavizados hasta 1.853 cuando se nos reconoció nuestra condición de seres humanos libres y por eso no admitimos el intento de desconocer nuestra cultura minera ancestral, y nuestro territorio ofrecido a multinacionales que pretenden saquear nuestras tierras. Las licencias que se otorgaron en tiempos del presidente Álvaro Uribe, se llevaron a cabo desconociendo nuestros concejos comunitarios, nuestra organización social. Fueron licencias otorgadas sin consultas previas a la comunidad tal y como lo establece la constitución colombiana, por lo cual las rechazamos y no permitiremos que se posesione de nuestro territorio bajo ninguna consideración”, expresó uno de los expositores, de manera elocuente y clara.




Hombres y mujeres que parecían brotar de los socavones, manifestaron su disposición de participar en el proceso de abolir el uso del mercurio que vienen utilizando desde hace 15 años para la extracción del oro, acorde con el Convenio de Minamata, por el cual Colombia se comprometió a la prohibición del uso de éste pesado mineral a partir de julio de 2018. Pero exigieron que el gobierno capacite a los trabajadores y pequeños mineros y sobre todo, posibilite la llegada de tecnologías nuevas y asequibles a los pequeños productores artesanales.

Igualmente participaron líderes indígenas Nasas del resguardo Cerro Tijeras, que practican la minería en el cerro que habitan desde épocas precolombinas, quienes se sumaron a las consignas de exigir respeto a sus territorios amenazados por las multinacionales y anunciar que pese a las amenazas, estarán listos para luchar por sus derechos violentados por las multinacionales que pretenden ocupar las laderas que habitan sus familias desde siempre.

Todos los manifestantes reclamaron por la persecución de que son víctimas al no comprar el Banco de la República el oro que producen, obligándolos a vender a menor valor a tres intermediarios que se lucran de su trabajo, en una sospechosa connivencia que pareciera haber escalado altos niveles del gobierno. “La comercialización del oro no puede ser un privilegio para los grandes mineros y para las multinacionales!” era la consigna más escuchada en cada intervención. Igual denunciaron, las grandes contradicciones que  encuentran en las fuerzas militares, al crear múltiples dificultades para la adquisición de la dinamita que requieren para sus faenas. Lo cual, no acontece con los grandes mineros de la región. Por qué somos perseguidos como delincuentes?

Esta visita a Suárez me ha llenado de esperanza, porque pude verificar el alto grado de conciencia política y madurez intelectual de la dirigencia negra. Al fin aparece la identidad cultural del negro en todo su esplendor, por lo que debemos ser optimistas sobre el futuro de nuestros hermanos en esa hermosa región norte caucana.

Por su parte el ministro negro, de forma sencilla y sabia, expuso la posición del gobierno, sus recomendaciones para avanzar en esta justificación de los derechos de los pequeños mineros y coordinó con el Senador las gestiones que se propondrán ante el Congreso de la República y ante los Ministerios de Gobierno, Minas y Energía. Su cráneo dolicocéfalo de Yoruba Ghanés brillaba ante el sol inclemente que traspasaba el ambiente, pero un aire de satisfacción inundaba su rostro de negro culto, orgulloso y comprometido con sus ancestros.                


 
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